Cafés Las Antillas-Campos, creada en 1947, se mantiene activa con la tercera generación y un mercado fiel en Galicia y León. En las instalaciones ourensanas manejan al año 200 toneladas de producto, sobre todo de Colombia y Brasil
Detrás de una taza de café hay un mundo muy complejo. El producto que más se consume en el mundo, después del petróleo, lleva aparejado toda una apasionante cultura pero también enormes complicaciones para quienes lo trabajan. Todo esto lo saben bien en la empresa Las Antillas, un negocio fundado en 1947 por Florencio Álvarez -un empresario influyente en el Ourense de aquellos años-, que afronta ya su tercera generación. Al frente de ella están los hermanos Beatriz y Marco Vázquez Álvarez, que llevan las riendas de un negocio que se hizo más grande en el año 1972, cuando la familia propietaria compró Cafés Campos, otro tostadero ourensano con mucha tradición. La fusión no gustó al principio a algunos clientes, fieles cada uno a su marca, por lo que durante años se siguieron manteniendo las dos, con dos empaquetados distintos. «Nosotros nos arriesgamos y decidimos empezar a hacer uno solo, y el resultado ha sido muy bueno», cuenta Marco, que advierte que lo complicado del negocio radica en el primer paso: la compra.
Y es que el café cotiza en bolsa, lo que supone que su precio está sujeto a oscilaciones difíciles de prever. «Si te equivocas en la adquisición puedes perjudicar seriamente a tu negocio, porque de un día para otro un pedido puede variar su precio en 15.000 euros, y ese dinero lo vas a perder tú», explica. Aunque en esta industria la experiencia es un grado y por eso el tostadero ourensano ha resistido a los años de la crisis. «En ese tiempo muchas empresas cerraron porque se vieron sin café y el precio para comprarlo era muy caro», cuenta, recordando que «mi padre tenía muy bien aprendido el negocio y a nosotros la crisis nos pilló con la bodega llena». Y se sigue manteniendo esa dinámica. «A estas alturas yo ya tengo comprado casi todo lo del 2019, con un precio fijo que los importadores me van a respetar pase lo que pase», explica. El café, por cierto, se compra en dólares.
Colombia y Brasil son los países de los que, principalmente, se importa el café verde que se tuesta y envasa en la nave ourensana, por la que anualmente pasan entre 175 y 200 toneladas de producto. También se trabajan variedades robusta procedentes de Asia, especialmente India o Vietnam, e incluso se comercializan algunos de los más selectos del mundo, como el café de Jamaica, considerado el más caro de todos. «Es un producto muy especial», destaca Beatriz. Su precio, eso sí, puede llegar a 150 euros el kilo.
Del tostadero a la tienda o el bar en 48 horas, tras un proceso artesanal
Todas las variedades de café que se trabajan en esta empresa pasan primero por las pruebas de un laboratorio y, tras comprobarse su calidad, se derivan a los tostaderos de la nave, situada en las afueras de la capital ourensana, en Eirasvedras. Hay dos, uno para el torrefacto y otro para el natural. Marcos Rodríguez es el maestro tostador, que explica que el torrefacto se carameliza, añadiéndole azúcar. «Hacemos el tostado quince veces al día, y cada vez pasan por el horno 120 kilos de producto, que se tuestan durante quince minutos», explica. Para él, el café es «oro en grano» del que el cliente podrá disfrutar en menos de 48 horas, ya que tras salir del horno y enfriarse, el producto pasa a la sección de molido, en su caso, para luego ser pesado, envasado y etiquetado, todo en un proceso totalmente artesanal. Luego el café pasa a las furgonetas de reparto y al cliente, sobre todo hosteleros repartidos por las cuatro provincias gallegas y también por León, pero también particulares que compran en alguno de los dos puntos de venta que hay en la capital, así como en A Coruña o Pontevedra.
Cafés Las Antillas-Campos forma parte (de hecho fue uno de los fundadores) de Tostadores Reunidos, un grupo del que forman parte 25 empresas españolas del sector, que hacen piña para seleccionar las mejores variedades de producto de todo el mundo, consiguiendo intermediarios fiables para un negocio con grandes incertidumbres.