En el 1954, tras el desembolso de 20.000 pesetas en castaño de primera calidad y tres manos de pintura al oleo, abriría en la calle Capitan Eloy una preciosa tienda de café.
Con el paso de los años, la estética del lugar ha permanecido inalterada, gracias a los esfuerzos de la familia por mantener su esencia tradicional, y a día de hoy es una de las pequeñas muestras del pasado que quedan por ver en Ourense.